¡Ay que emoción!. Después de meses y años cotilleando los blogs ajenos ya pueden cotillear el mío.
Todos llevamos dentro un pequeño exhibicionista (en el buen sentido de la palabra), y nos encanta enseñar al mundo lo que nos gusta hacer, y lo que hacemos medianamente bien.
Lo que hacemos mal preferimos no contarlo, o contarlo cuando el paso de los años ha transformado un desastre, en una anécdota graciosa. Como aquella vez que quemé todos los cazos de mi madre y de paso la cocina para comprobar cuanta temperatura podía llegar a alcanzar el azúcar. Hoy hasta mi madre se reiría, pero yo que me acuerdo perfectamente, tengo la sensación de que no le hizo ni chispita de gracia. Ese fue mi primer y último arroz con leche, tenía diez años. El caso es que no me gusta nada el arroz con leche ¿tendré trauma?. Daños colaterales aparte: después de tirar todos los cacharros quemados y limpiar la cocina de tizne, tuvieron que reconocer que me había salido riquísimo.
No estaba tan buena la primera tarta que hice. Tendría unos ocho años y no sé quién, vio que ya apuntaba maneras y me regaló un set para niños pasteleros. Todo de auténtico plástico y con instrucciones en chino mandarín. Elegí una tarta que no necesitaba horno y me puse manos a la obra con mi equipo semiprofesional. Punto de nieve… vale.¡¡¡Mamá!!!¿qué es punto de nieve?. .. Cuando las claras se baten y se ponen blancas. Muy bien. Después de batir unos larguísimos 10 ó 15 segundos (que se me hicieron eternos) decidí que eso era bastante parecido a la nieve que yo había visto en mi vida (Madrid-centro). Hala, al molde, para rellenar la base de galletas. Más galletas coco rallado (un exotismo por aquel entonces) y a la nevera.
Y a ver quien era el guapo que se comía aquel mejunje. Era como una baba con trozos de galleta flotando. Ni siquiera mi hermano que se comía a Zalamea por una pata fue capaz de, al menos, no poner cara de asco.
Por eso empiezo este blog, para demostrar al mundo, y a los cazos de mi madre (qepd), que los libros de cocina bien hechos (vease la carta abierta sobre los libros de cocina que ha escrito bea (www.elrincóndebea.com), genial como todo lo que ella hace) consiguen sacar a los cocinillas que todos llevamos dentro y que hagan cositas decentes de vez en cuando.
Aquí pondré mis recetas favoritas, y un poquito de lo que aprendo cada vez que me meto en la cocina. Sobre todo de repostería pero también de tapas, que es lo más solicitado, aquí donde vivo, en el frío norte. Ahora sí que sé lo que es el punto de nieve.
También intentaré ir poniendo las diferentes tartas y galletas que me encargan o que hago por gusto, y si consigo que mis fotos tengan un poquito de lustre, incluso me atreveré con algún paso a paso.
Si queréis ver profis de verdad, pasaos por el rincón de Bea, Las delicias del buen vivir (Jackie) , o el blog de megasilvita. Ellas son las que me han enseñado muchísimo sobre tartas y galletas decoradas. Lo demás lo aprendí en mi casa sentada en el fregadero observando atentamente mientras mi padre o mi madre hacían la comida o la cena; y las novedades, las he ido sacando de mi colección de libritos de cocina que es mi orgullo y a los que todos los días les doy un besito antes de acostarme por sacarme de la ignorancia y salvar a los cazos de mi cocina de una muerte segura
Ya les dedicaré un post ¡se lo merecen!
Besitos mil
PILAR
Todos llevamos dentro un pequeño exhibicionista (en el buen sentido de la palabra), y nos encanta enseñar al mundo lo que nos gusta hacer, y lo que hacemos medianamente bien.
Lo que hacemos mal preferimos no contarlo, o contarlo cuando el paso de los años ha transformado un desastre, en una anécdota graciosa. Como aquella vez que quemé todos los cazos de mi madre y de paso la cocina para comprobar cuanta temperatura podía llegar a alcanzar el azúcar. Hoy hasta mi madre se reiría, pero yo que me acuerdo perfectamente, tengo la sensación de que no le hizo ni chispita de gracia. Ese fue mi primer y último arroz con leche, tenía diez años. El caso es que no me gusta nada el arroz con leche ¿tendré trauma?. Daños colaterales aparte: después de tirar todos los cacharros quemados y limpiar la cocina de tizne, tuvieron que reconocer que me había salido riquísimo.
No estaba tan buena la primera tarta que hice. Tendría unos ocho años y no sé quién, vio que ya apuntaba maneras y me regaló un set para niños pasteleros. Todo de auténtico plástico y con instrucciones en chino mandarín. Elegí una tarta que no necesitaba horno y me puse manos a la obra con mi equipo semiprofesional. Punto de nieve… vale.¡¡¡Mamá!!!¿qué es punto de nieve?. .. Cuando las claras se baten y se ponen blancas. Muy bien. Después de batir unos larguísimos 10 ó 15 segundos (que se me hicieron eternos) decidí que eso era bastante parecido a la nieve que yo había visto en mi vida (Madrid-centro). Hala, al molde, para rellenar la base de galletas. Más galletas coco rallado (un exotismo por aquel entonces) y a la nevera.
Y a ver quien era el guapo que se comía aquel mejunje. Era como una baba con trozos de galleta flotando. Ni siquiera mi hermano que se comía a Zalamea por una pata fue capaz de, al menos, no poner cara de asco.
Por eso empiezo este blog, para demostrar al mundo, y a los cazos de mi madre (qepd), que los libros de cocina bien hechos (vease la carta abierta sobre los libros de cocina que ha escrito bea (www.elrincóndebea.com), genial como todo lo que ella hace) consiguen sacar a los cocinillas que todos llevamos dentro y que hagan cositas decentes de vez en cuando.
Aquí pondré mis recetas favoritas, y un poquito de lo que aprendo cada vez que me meto en la cocina. Sobre todo de repostería pero también de tapas, que es lo más solicitado, aquí donde vivo, en el frío norte. Ahora sí que sé lo que es el punto de nieve.
También intentaré ir poniendo las diferentes tartas y galletas que me encargan o que hago por gusto, y si consigo que mis fotos tengan un poquito de lustre, incluso me atreveré con algún paso a paso.
Si queréis ver profis de verdad, pasaos por el rincón de Bea, Las delicias del buen vivir (Jackie) , o el blog de megasilvita. Ellas son las que me han enseñado muchísimo sobre tartas y galletas decoradas. Lo demás lo aprendí en mi casa sentada en el fregadero observando atentamente mientras mi padre o mi madre hacían la comida o la cena; y las novedades, las he ido sacando de mi colección de libritos de cocina que es mi orgullo y a los que todos los días les doy un besito antes de acostarme por sacarme de la ignorancia y salvar a los cazos de mi cocina de una muerte segura
Ya les dedicaré un post ¡se lo merecen!
Besitos mil
PILAR
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